La tribu catalana
La falta de educación
de unos mandamales
Desde que
se aprobó la última
Constitución y se empezó a aplicar aquello de “café para
todos” esto empezó a ser una especie de ejército de Pancho Villa. Todas las
autonomías empezaron a gastar lo que les tocaba y lo del prójimo. Así hemos
llegado a la situación actual.
Esa situación
actual tan complicada en todos los niveles, desde lo económico hasta lo
educativo, sanitario, todo. La última la castaña montada por los nazionalistas
catalanes y que serán seguidos en breve por los vascos, como cabe esperar.
Entre tanto
los gestos de pésima educación como la analfaburra de la consellera catalana de
la cosa educativa que no sabe ni expresarse en castellano y que huye de los símbolos
del Gobierno central.
Aquí les
paso un escrito del eurodiputado Alex Vidal Quadras sobre el show de la
consellera y la pone en su sitio. No se lo pierdan. Vale la pena.
La consejera correspondiente de la Generalitat catalana no
sabe expresarse correctamente en español (...) Es suficiente para hacerse una
idea de adonde hemos llegado.
El ministro Wert ha agitado las aguas del sistema educativo
al proponer una nueva reforma. El
modelo socialista, inclusivo, igualador por abajo, dirigista,
adoctrinador, sindicalizado y público, nos
ha conducido al fracaso más absoluto.
España se encuentra a la cola de la
OCDE en todas las evaluaciones internacionales de calidad de la educación. Con
decir que la consejera correspondiente de la Generalitat catalana no sabe
expresarse correctamente en español -"ministro, me tengo que marchar
porque he de visualizar mi oposición a la ley"- es suficiente para hacerse
una idea de adonde hemos llegado.
Esta analfabeta aldeana se ha negado
a hablar con la prensa en el espacio dispuesto al efecto en el Ministerio para
no aparecer con el logotipo del Gobierno de su país como fondo. Tiene que ser
muy duro para una persona preparada, ingeniosa y de vasta cultura, como José
Ignacio Wert, verse obligado a tratar todos los días con semejantes pigmeos
intelectuales.
El secreto del éxito en la educación
no es tal y
existen abundantes experiencias en el mundo que lo certifican. Competencia
entre centros, libertad de elección, buena formación y reconocimiento social
del profesorado, altos niveles de exigencia, despolitización, profesionalización,
medios suficientes, capacidad de los padres para decidir los principios morales
y los valores que desean que reciban sus hijos, elementos sencillos y positivos
que definen el marco de una enseñanza digna de tal nombre.
En cuanto al Estado, su cometido es
asegurar la escolarización universal, sin que eso signifique que sea el
proveedor principal de este servicio esencial, establecer los contenidos y los
objetivos que garanticen una base adecuada de conocimientos y destrezas, y
controlar mediante pruebas de final de etapa que los alumnos han alcanzado el
listón requerido para articular una sociedad competitiva y madura.
En entornos en los que se habla más
de una lengua oficial, parece aconsejable que las aulas suministren un dominio
suficiente de los distintos idiomas, dejando siempre a las familias la facultad
de escoger la lengua vehicular central del currículo.
A partir de aquí se pueden montar
espectáculos tribales varios y demagogias populistas multicolores, pero el
esquema básico de un sistema educativo serio y eficiente está perfectamente
identificado. Aunque le compadezco, sé que el ministro Wert no corre peligro.
Le protege su envidiable sentido del humor.
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