lunes, 10 de diciembre de 2012



La tribu catalana
La falta de educación de unos mandamales
Desde que se aprobó la última Constitución y se empezó a aplicar aquello de “café para todos” esto empezó a ser una especie de ejército de Pancho Villa. Todas las autonomías empezaron a gastar lo que les tocaba y lo del prójimo. Así hemos llegado a la situación actual.
Esa situación actual tan complicada en todos los niveles, desde lo económico hasta lo educativo, sanitario, todo. La última la castaña montada por los nazionalistas catalanes y que serán seguidos en breve por los vascos, como cabe esperar.
Entre tanto los gestos de pésima educación como la analfaburra de la consellera catalana de la cosa educativa que no sabe ni expresarse en castellano y que huye de los símbolos del Gobierno central.
Aquí les paso un escrito del eurodiputado Alex Vidal Quadras sobre el show de la consellera y la pone en su sitio. No se lo pierdan. Vale la pena.
La consejera correspondiente de la Generalitat catalana no sabe expresarse correctamente en español (...) Es suficiente para hacerse una idea de adonde hemos llegado.
El ministro Wert ha agitado las aguas del sistema educativo al proponer una nueva reforma. El modelo socialista, inclusivo, igualador por abajo, dirigista, adoctrinador, sindicalizado y público, nos ha conducido al fracaso más absoluto.
España se encuentra a la cola de la OCDE en todas las evaluaciones internacionales de calidad de la educación. Con decir que la consejera correspondiente de la Generalitat catalana no sabe expresarse correctamente en español -"ministro, me tengo que marchar porque he de visualizar mi oposición a la ley"- es suficiente para hacerse una idea de adonde hemos llegado.
Esta analfabeta aldeana se ha negado a hablar con la prensa en el espacio dispuesto al efecto en el Ministerio para no aparecer con el logotipo del Gobierno de su país como fondo. Tiene que ser muy duro para una persona preparada, ingeniosa y de vasta cultura, como José Ignacio Wert, verse obligado a tratar todos los días con semejantes pigmeos intelectuales.
El secreto del éxito en la educación no es tal y existen abundantes experiencias en el mundo que lo certifican. Competencia entre centros, libertad de elección, buena formación y reconocimiento social del profesorado, altos niveles de exigencia, despolitización, profesionalización, medios suficientes, capacidad de los padres para decidir los principios morales y los valores que desean que reciban sus hijos, elementos sencillos y positivos que definen el marco de una enseñanza digna de tal nombre.
En cuanto al Estado, su cometido es asegurar la escolarización universal, sin que eso signifique que sea el proveedor principal de este servicio esencial, establecer los contenidos y los objetivos que garanticen una base adecuada de conocimientos y destrezas, y controlar mediante pruebas de final de etapa que los alumnos han alcanzado el listón requerido para articular una sociedad competitiva y madura.
En entornos en los que se habla más de una lengua oficial, parece aconsejable que las aulas suministren un dominio suficiente de los distintos idiomas, dejando siempre a las familias la facultad de escoger la lengua vehicular central del currículo.
A partir de aquí se pueden montar espectáculos tribales varios y demagogias populistas multicolores, pero el esquema básico de un sistema educativo serio y eficiente está perfectamente identificado. Aunque le compadezco, sé que el ministro Wert no corre peligro. Le protege su envidiable sentido del humor.

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